El amor apache de Bush

 

By Sergio Muñoz Bata

 

Agosto 14 de 2007

 

El nuevo paquete sobre inmigrantes va a generar un caos laboral, económico, burocrático y humano.

 

Exageran quienes dicen que la economía del país se paralizaría si la administración de George W. Bush llegara a aplicar el conjunto de 26 medidas antiinmigrantes que anunció la semana pasada. Lo que es posible es que su efecto en sectores como la agricultura, la construcción, la industria del vestido, la del alojamiento sería devastador. Lo asombroso es que, a pesar de que tanto el presidente Bush como los secretarios de Seguridad Interior, Michael Chertoff, y de Comercio, Carlos Gutiérrez, admiten que una aplicación rigurosa del paquete que proponen tendría consecuencias desastrosas, insistan en implementarlo.

 

Tampoco resulta fácil de entender, sobre todo a quienes creímos en la sinceridad de una administración que hace apenas unos meses argumentaba en el pleno del Congreso que el desvencijado sistema migratorio nacional exigía una solución integral, cambie ahora la tonada y actúe como alcahuete de la extrema derecha del país concentrándose en las medidas punitivas contra indocumentados y patrones.

 

¿Cómo creerle a la administración de Bush cuando el propio Chertoff le informa al país que la política de mano dura no es sino una nueva estrategia para obligar al Congreso a avanzar finalmente con la reforma migratoria integral, que sólo se hará cuando los congresistas no toleren la presión de los cabilderos de industrias que dependen desproporcionadamente de los indocumentados?

 

Del nuevo paquete, se destacan aquellas medidas que endurecen las normas para la contratación de trabajadores al obligar a las empresas a verificar en un plazo de 90 días el estatus migratorio de los trabajadores con números de seguro social que discrepan con la base de datos del gobierno. De acuerdo con el plan, la Administración del Seguro Social enviará unas 140.000 cartas al año hasta cubrir un total de 8 millones de personas.

 

El problema con esto, que en principio suena manejable, es que si algo demuestran las experiencias previas de papeleo entre la oficina del Seguro Social y los empleadores es que el elevado margen de error de los datos oficiales que maneja la agencia gubernamental es altísimo y el desastre que estas fallas les han causado a empleadores y empleados. Los patrones que no cumplan con estas disposiciones y contraten a trabajadores indocumentados serán sancionados económicamente y se harán acreedores a sanciones penales.

 

Respecto al reforzamiento de las fronteras, aparte de la construcción de muros y barreras, y de la colocación de cámaras fotográficas y torres con radares en la frontera sur, ya aprobados por el Congreso, el nuevo paquete contempla aumentar a 20.000 el número de agentes fronterizos para el 2009 y expandir el cupo del espacio carcelario para detenidos por violaciones de las leyes migratorias.

 

Una de las medidas que más aristas tiene es la que establece que las policías estatales y municipales serán entrenadas para cumplir tareas migratorias, pues hace caso omiso de la recomendación de jefes de policía, que siempre han dicho que cambiar el perfil de la policía local tendría un efecto tremendamente negativo en las investigaciones que realizan en las comunidades de inmigrantes porque se perdería la confianza.

 

¿Qué clase de amor apache es este que nos receta ahora la administración de Bush apoyando medidas que van a generar un caos laboral, económico, burocrático y, sobre todo, humano al incrementar las deportaciones, separar familias y dislocar empresas dizque para salvar al país de mismo?